Tras las protestas que hicieron temblar la Copa Confederaciones, el “aperitivo” del Mundial de Brasil 2014, una sorpresiva rebelión de jugadores de primera y segunda división volvió a sacudir el fútbol brasileño cuando faltan nueve meses para la gran cita.
El movimiento, que arrancó con el nombre irónico de “Bom Senso F.C.” (Sensatez F.C.), critica el apretado calendario propuesto por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) para el año que viene.
En pocos días logró la adhesión de entre 600 y 800 jugadores y fue aplaudido por analistas deportivos y prensa especializada. Ahora, es el turno de que la CBF tome una difícil decisión para poner fin a un dolor de cabeza que surge en uno de los peores momentos para el fútbol brasileño, que espera con los brazos abiertos el Mundial 2014.
LOS RECLAMOS
Todo empezó el 20 de septiembre, después de que la CBF divulgara un calendario sin tregua porque el “Brasileirao” será suspendido durante 45 días para la disputa del Mundial. Poco tardaron 75 jugadores en agruparse en torno a la “sensatez”.
La formación elaboró un manifiesto con cinco reivindicaciones: 30 días de vacaciones ininterrumpidas; pretemporada de entre cuatro y seis semanas; no más de siete partidos cada 30 días; implantación del “fair play financiero”; y representación de jugadores, entrenadores y ejecutivos de los clubes en los consejos técnicos de las competiciones y las federaciones.
Los grandes nombres de la Liga brasileña no tardaron en adherirse a la “revuelta”: Alexandre Pato, Zé Roberto, Luis Fabiano, Rafael Moura, Rafael Sobis o Jorge Valdivia se posicionaron a favor del movimiento.
Tras el apoyo de especialistas, que hablaron de un calendario “extenuante” y lo asociaron al nivel “tétrico” del fútbol local, la “revuelta” logró lo que podría considerarse como su primera victoria.
AMENAZAS DE HUELGA
Los jugadores del Internacional y Gremio insinuaron que entrarían en huelga si no se aplazaba el comienzo del Campeonato Gaúcho y poco después las federaciones de Rio Grande do Sul, Río de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais aceptaron postergar en una semana el comienzo de sus respectivas ligas.
El lunes, Paulo André (Corinthians), Clarence Seedorf (Botafogo), Dida (Gremio), Juninho y Cris (ambos Vasco da Gama) fueron recibidos por el presidente de la CBF, José María Marin, y le entregaron formalmente las reivindicaciones.
La entidad pidió dos semanas para dar una respuesta, pero todo indica que las demandas, al menos las vinculadas a la cantidad de partidos, pretemporada y vacaciones, serán atendidas.
Según informó el diario “Folha de Sao Paulo”, Marin les dijo a los jugadores en la reunión que la entidad “está trabajando para alterar el calendario”.
“Nosotros dejamos la pelota en los pies de la CBF para que tome posición y nos muestre actitudes beneficiosas para el fútbol brasileño”, dijo Paulo André, sintetizando el sorpresivo levantamiento futbolístico que vuelve a agitar la antesala del esperado Mundial en el “pais do futebol”.