Debbie Rowe, la exmujer de Michael Jackson y madre de los dos hijos mayores del artista, declaró hoy en el juicio civil por la muerte del cantante que el «rey del pop» tenía «una tolerancia muy baja al dolor» y que los médicos se aprovecharon de él.
Rowe, quien trabajaba como enfermera cuando conoció a Jackson en los años 80, explicó que los doctores «parecían competir» para ver quién era capaz de darle el analgésico más fuerte al artista, quien comenzó a tomar medicación después del accidente ocurrido en 1984 cuando rodaba un anuncio para una marca de refrescos.
Jackson se quemó el cuero cabelludo en aquel incidente.
«Michael tenía una tolerancia muy baja al dolor. Su temor a sentir dolor era increíble y creo que los médicos se aprovecharon de él en ese sentido», comentó Rowe, según un testimonio recogido por el diario Los Angeles Times.
La madre biológica de Prince Michael y Paris Jackson comentó cómo los médicos contactaban al cantante para proponerle fármacos más potentes que el sugerido por otros colegas y así obtener la atención del artista.
«Estos idiotas (los doctores) mantenían un tira y afloja constante y no se preocupaban por él», contó Rowe, que lloró durante la comparecencia.
Rowe puso como ejemplo de esa conducta a quien fuera su jefe, el dermatólogo Arnold Klein, y al cirujano plástico Steven Hoefflin, quien le suministró propofol a Michael Jackson numerosas veces para anestesiarlo durante procedimientos médicos, entre otros para inyectarle botox.
Klein también le recetó propofol a Jackson, según Rowe.
Michael Jackson falleció en junio de 2009 por una sobredosis de fármacos, principalmente de propofol, sustancia que le administró el médico Conrad Murray, quien fue condenado a 4 años de cárcel por homicidio involuntario.
Rowe explicó que en ocasiones las extensas cicatrices de la nariz de Jackson le dificultaban respirar y que necesitaba inyecciones de esteroides para reducir la hinchazón.
Hoefflin, según Rowe, dejó inconsciente a Jackson al menos en dos ocasiones con propofol cuando el artista tenía problemas con su nariz.
Jackson y Rowe contrajeron matrimonio en 1996 y se divorciaron tres años más tarde.
La mujer cedió los derechos de custodia de los niños al artista a cambio de 8 millones de dólares.
El testimonio de Rowe se produjo en el largo juicio que enfrenta a la madre del «rey del pop», Katherine Jackson, con la promotora de conciertos AEG Live, organizadora de la esperada reaparición del cantante en 2009 y que finalmente nunca se produjo.
La matriarca de los Jackson consideró que AEG Live es responsable civil del trágico final de su hijo por no cuidar debidamente de su salud y que debe indemnizar a ella y los hijos del autor de «Thriller» con una cantidad multimillonaria.