Conozca la historia de una mujer que pasó un año sin mirarse al espejo

Kjerstin Gruys se dio cuenta que tenía un problema cuando, pocos meses antes de su boda, comenzó a deprimirse por la creciente fijación acerca de su físico.

Ella cuenta que fue después de encontrar su vestido de novia. Se empezó a obsesionar con su cuerpo, al punto en el que creyó que no valía nada si no llenaba las expectativas de la sociedad, sobre la “novia perfecta”.

Gruys tuvo una fuerte y difícil batalla contra la anorexia y la bulimia durante su adolescencia, y supo reconocer a tiempo, que se encontraba en un territorio peligroso.

“Pensé, que mi propósito en la vida no era pasarme el tiempo desacreditando mi apariencia, ¿entonces qué podía hacer? Si quitaba todos los espejos de mi vida, entonces quitaría la tentación y me podría enfocar en las cosas que en realidad importan,” explica Kjerstin.

Así fue como comenzó una aventura de 365 días, donde los espejos estuvieron prohibidos. Las reglas fueron muy simples: No te veas en el espejo, no veas fotografías y no te veas en superficies reflejantes durante un año. Ni siquiera el día de tu boda.

Esta valiente mujer, prácticamente tuvo que aprender a vivir de nuevo. Quizá no nos demos cuenta, pero nuestro reflejo se encuentra en todos lados y Kjerstin aprendió a arreglarse sin verse, a mirar a otro lado cuando pasaba frente a los espejos o ventanales de los edificios.

Aunque el proceso puede parecer extremo, son los resultados lo que realmente llamó la atención. Gruys explica que se comenzó a sentir mucho más aliviada, aun con la boda en el horizonte.

“Tenía esta sensación de calma, relajación y balance. Sabía que mis amigos no me iban a dejar andar por la vida con comida en los dientes, así que no tenía que preocuparme por cómo lucía. En realidad tuve la oportunidad de disfrutar mi boda, vivir mi vida y enfocarme en mis metas,” comenta Kjerstin.

¿Y qué pasó cuando se vio después de un año? Sus amigos y familia estaban con ella frente a un espejo, que cubrieron con post-its que tenían palabras de aliento, cariño y amor, para ella.

Uno a uno retiro los papeles, pero no vio un cuerpo con defectos. Todo lo que apareció frente a ella fueron mejillas con rubor, dientes blancos, cabello rubio y suave, entonces ella se percató que las personas más especiales en su vida estaban compartiendo ese momento especial con ella, lo que le recordó aquello que realmente importa en la vida.

La historia de Gruy, una experta en la imagen corporal, prueba que la pérdida de confianza puede pasarle a cualquiera, pero con el enfoque correcto, puedes darle la vuelva antes de que te lastime de forma permanente.

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