El fracaso para encontrar una vacuna contra el virus del ébola se debe a la “bancarrota moral” de la industria farmacéutica para invertir en una enfermedad, ya que hasta ahora solo ha afectado a la gente en África.
Esto a pesar de que ya suma cientos de muertes, asegura el médico británico líder en salud pública en la actualidad, el profesor John Ashton.
Ashton, presidente de la Facultad de Salud Pública del Reino Unido, dice que Occidente necesita tratar el mortal virus como si se estuviera esparciendo en las partes más ricas de Londres en lugar de solo Sierra Leona, Guinea y Liberia. El profesor compara la respuesta internacional al ébola con la del sida, que estuvo matando a la gente en África durante años antes de que se desarrollaran tratamientos una vez que se fue extendiendo a EE.UU. y el Reino Unido en la década de los 80, declaró para ‘The Independent’.
“En ambos casos [sida y ébola], parece que la participación de grupos minoritarios sin poder ha contribuido a la lentitud de respuesta y a una falta de movilización de una respuesta médica internacional de recursos suficientes”, asegura Ashton.
“En el caso del sida, tomó años para que se financiara una investigación adecuada y fue solo cuando los llamados grupos ‘inocentes’ se vieron involucrados (mujeres y niños, pacientes hemofílicos y hombres heterosexuales) que los medios de comunicación, los políticos, la comunidad científica y los organismos de financiación se levantaron y se dieron cuenta”, agregó.
“Debemos responder a esta emergencia como si fuera en Kensington, Chelsea y Westminster. Debemos abordar también el escándalo de la falta de voluntad de la industria farmacéutica para invertir en la investigación de tratamientos y vacunas, algo que ellos se niegan a hacer porque los números implicados son, en sus términos, muy pequeños y no justifican la inversión. Esta es la bancarrota moral del capitalismo actuando en ausencia de un marco moral y social”, increpó el galeno.
El brote de ébola se ha cobrado hasta ahora la vida de, al menos, 729 personas en Liberia, Guinea, Sierra Leona y Nigeria, según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque el número es probable que sea mucho mayor.
Este sábado una organización de ayuda de Estados Unidos confirmó que dos colaboradores estadounidenses que contrajeron la enfermedad en Liberia serían trasladados a EE.UU.