Pruebas de sabor muestran que preferimos beber agua mejorada químicamente con un “sabor más dulce”. Las grandes compañías como Nestle se aprovechan de esta preferencia de los consumidores añadiendo ciertos compuestos químicos al agua que embotellan, informa el diario ‘Rawstory’.
El agua de la marca Dasani contiene sulfato de magnesio, cloruro de potasio y sal; Smartwater contiene cloruro de calcio, cloruro de magnesio y bicarbonato de potasio; Nestle Pure Life contiene cloruro de calcio, sulfato de magnesio y bicarbonato de sodio. De acuerdo con Robert L. Mahler, profesor de ciencias del suelo y calidad del agua en la Universidad Estatal de Idaho (EE.UU), estas sustancias químicas se utilizan porque el agua pura “no tiene sabor”.
Aunque en Estados Unidos el agua del grifo está supervisada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA por siglas en inglés), la calidad del agua embotellada, a su vez, la regula la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por siglas en inglés), lo que significa que está clasificada como alimento. Y, curiosamente, las directrices de la EPA para el agua del grifo son en realidad más estrictas que las normas de la FDA para el agua embotellada.
Sin embargo, “nada de esto debería ser motivo de problemas de salud”, dijo Marion Nestle, profesora de nutrición, estudios alimentarios y salud pública en la Universidad de Nueva York. En su libro ‘What to Eat?’ (‘¿Qué comer?’), escribió que los minerales adicionales dan al agua un “sabor ligeramente salado o amargo”, pero que las cantidades son por lo general demasiado pequeñas para dañar a la salud.