En el largometraje, la compañía es «líder mundial» en agricultura, medios de comunicación, comida, ciencia, infraestructura, transporte y en la rama aeroespacial.
Pero no siempre fue así. En un principio, BnL sólo vendía yogurt.
Y en 1998, Google sólo era un motor de búsqueda.
Pero hoy por hoy, es la empresa de publicidad más importante que existe en internet. También envía globos a la atmósfera y equipa a ciudades enteras con cables subterráneos.
Maneja la mayoría de los teléfonos inteligentes y tabletas -y de paso registra la ubicación de los usuarios- y, con sus lentes Google Glass, está incursionando en el sector de wearable technology(accesorios que regularmente usa una persona y que tienen el añadido de cumplir una función tecnológica).
El anuncio reciente de la compra de Nest, una empresa que fabrica termostatos, por más de US$3.000 millones, es parte de una serie de transacciones en el ámbito de las empresas robóticas, que incluye la notable adquisición de Boston Dynamics.
Con Boston Dynamics, Google, cuyo lema es «don‘t be evil» (no seas malvado), añadió a su portafolio una compañía que elabora equipo militar.
Ah, y también está metida en el negocio de los automóviles que no necesitan conductor.
Máquina de aprendizaje
Así que, exactamente, ¿qué es Google en la actualidad?
«Creo que desde hace un buen tiempo está claro que Google no es motor de búsqueda. Es una máquina de aprendizaje con más de una década de experiencia, y su objetivo es recopilar cada vez más información», dice Benedict Evans, analista de tecnología y telecomunicaciones.
¿Cómo? Es difícil predecir el futuro, pero hay algunas pistas acerca de la dirección que la compañía va a tomar. Nest, por ejemplo, es uno de los muchos negocios que Google ha respaldado a través del proyecto Google Ventures, una iniciativa que se lanzó en 2009 con el objetivo de «hacer germinar y darle financiamiento inicial a las mejores compañías».
Un vistazo a otras de las empresas que forman parte de ese grupo, revela el espectro de lo que será el futuro, según Google.
A primera vista, parece un fondo de inversión clásico. Está Kabam, unstart-up que se dedica a juegos que tienen lugar en la red; Fitstar, que desarrolla «innovadoras aplicaciones para mantenerse en forma» y Nextdoor, una red social local.
Precauciones
Pero cuando se analiza un poco qué le interesa a Google, se descubre un razonamiento novedoso y poco convencional.
Una empresa de café orgánico californiana; Buttercoin, un sitio web en donde se puede comprar la moneda virtual Bitcoin y Wittlebee, un grupo de especialistas en ropa para niños.
Google está siendo precavido.
«No participó en el boom de las redes sociales, y no quiere que le pase lo mismo con aeronaves no tripuladas, robótica o automatización de artefactos en el hogar, que son las principales tendencias tecnológicas del momento», sostiene Evans.
En el sector salud hay más intriga, ya que ha apoyado a empresas que se dedican a la investigación del cáncer, que realizan el diagnóstico temprano del autismo y analizan el ADN.
En este último rubro está 23AndMe, una firma de biotecnología que ofrece estudios genéticos que se realizan con gran rapidez y permiten saber si una persona puede sufrir de enfermedades congénitas gracias al análisis de una pequeña muestra de su ADN.
Pero si usted piensa que todas estas inversiones –algunas inmensas financieramente, otras menos grandes- revelan que Google perdió el norte, podría estar equivocado.
«Todas esas cosas son, esencialmente, la meta final de los servicios que se ofrecen en internet (cloud information services)», indica Evans.
Dispositivos electrónicos como los termostatos de Nest «no son cajitas que van en la pared».
«Su razón de ser es convertirse en programas informáticos que, a su vez, serán parte de internet. Para Google todo pasa por entender la red», señala el analista.
En el mundo ficticio de Wall-E, BnL pasa de vender yogurt a transformarse en una superpotencia mundial debido, en gran medida, a la aparente apatía de los seres humanos, quienes, como si fueran sonámbulos, dejan que la megacorporación se apodere de sus vidas.
En la vida real, la sociedad no ha sido tan complaciente. Las noticias acerca de la adquisición de Nest generaron chistes en las redes sociales y bromas por parte de los expertos en la industria.
«Creo que Google se tropezó con el Gran Hermano o Big Brother (el Estado totalitario que controla la vida de todos en la novela de George Orwell, «1984») y lo convirtió en su modelo profesional», dijo Rob Enderle, uno de estos especialistas entrevistados por la publicación The Wall Street Journal.
De igual forma, diferentes organismos reguladores en distintas partes del mundo le han hecho frente a Google, ansiosos por mostrar que no van a permitir que la recopilación y almacenamiento de información personal se haga sin la supervisión adecuada.
El pasado fin de semana se informó que miembros de Google X, un equipo de trabajo que se dedica a la investigación de proyectos secretos, se reunieron con representantes de la Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para hablar acerca de sus planes.
Conscientes como están, uno asumiría, de que otros negocios –como 23andMe- han sido suspendidos debido a la preocupación que han generado entre las organizaciones reguladoras los efectos de ciertos proyectos.
Desagrado
De cara al público, un obstáculo para lo que Google ve como innovaciones, será un creciente sentido de incomodidad con respecto a la motivación de la compañía.
Problemas relacionados con la privacidad de las personas, como el descubrimiento de que Google Street View estaba recopilando información de redes de Wi-Fi personales mientras recorría las calles, han despertado suspicacia entre los críticos de Google e, incluso, entre los usuarios.
«Parte de su problema es que suelen pensar: ‘sabemos que no vamos a hacer nada malo con eso, así que ustedes, deberían entenderlo’. Hay una brecha entre la percepción que tiene la empresa de sí misma y la repercusión de sus acciones».
Si Google logra concretar sus ambiciones, la empresa estará presente en nuestro día a día, ayudándonos a encontrar información, a mantenernos calientes y a movernos.
Pero sus mayores críticos seguirán siendo los usuarios, quienes a diferencia de los humanos de Wall-E, pueden no ser tan receptivos al abrazo de la mega-corporación.