“¿No es peligroso?”. Juan Martín del Potro miraba hacia las alturas con temor. Era el final de la tarde y el cielo se caía sobre Melbourne, donde se juega el Abierto de Australia con una tormenta eléctrica impactante. Los rayos eran peligrosos, sí, y Del Potro tenía bien presente la muerte de cuatro personas en una playa argentina la semana pasada por el impacto de un rayo.
La tormenta obligó a suspender varios encuentros de hoy en el primer Grand Slam del año. La mayoría, salvo los que se juegan bajo las dos canchas principales, las cuales tienen techo.
Pero el peligro era otro, era doble, y no estaba en los rayos. Por un lado, él mismo, sus inconsistencias en uno de los torneos más importantes de su temporada. Por el otro, y sobre todo, Roberto Bautista Agut, el español que lo dejó fuera del torneo.
Del Potro fue víctima de su rival y de sí mismo, una derrota cerrada a la 1:20 de la madrugada tras un día infernal de 44 grados en el que el tenis se semiparalizó.