Te sientes cansado o decaído. Es el estrés del día a día, una jornada demasiado dura, o tal vez es que estás enfermo o entrando en depresión… ¿será? Lo primero, revisa tu alimentación.
Lo sabes de sobra: una mala dieta trae consigo molestias y enfermedades a medio y largo plazo. En el corto, excesos o el no dormir pueden hacer que te cueste trabajar o que llegues a la noche exhausto. Pero lo que no debes olvidar es que lo que comes también tiene mucho que ver con cómo pasas el día. Demasiado azúcar, excitantes, grasas o en general, una dieta no eqilibrada, pueden hacer que tus niveles de energía bajen. Si te cuesta concentrarte o no consigues ser productivo, antes de pensar que estás enfermo, deprimido o que tienes un trabajo demasiado duro, dale una mirada a lo que comes.
Por la mañana
Como siempre repetimos, el desayuno es vital para mantener el metabolismo activo, y se recomienda que sea abundante, sobre todo si madrugas mucho. El desayuno no es el momento en el que más te tienes que preocupar por las calorías: come abundante por la mañana, irás quemándolo durante el día.
Pero eso no significa que comas cualquier cosa: es importante que comas alimentos que resulten saciantes y sean energéticos.
Recomendamos: sobre todo si quieres adelgazar, es bueno incluir una dosis de proteínas, ya que además de ser un buen “combustible”, quitan el hambre durante horas.
Por ejemplo, puedes comer huevos revueltos, pasados por agua, pavo u otro fiambre que no tenga mucha grasa y queso. Acompáñalo de pan integral con semillas o nueces (los frutos secos son fuente de proteínas), pero olvídate de la bollería (sobre todo si es industrial), pues el azúcar solo te dará energía de forma inmediata que desaparecerá poco despues. Es mejor comerte unos huevos fritos con bacon.
Nunca: Nunca te quedes sin desayunar y pases toda la mañana sin haber comido. Será muy difícil compensar con lo que comas después la bajada de energía que eso te provocará. Además no pienses que el no desayunar te ayudará a adelgazar, pues es al revés. El terrible hábito se relaciona con mayores índices de obesidad y diabetes.
Si te cuesta comer por la mañana, te levantas con el estómago “cerrado”, “ábrelo” bebiendo agua o una infusión (mejor que café, que no es precisamente lo mejor para el estómago) hasta que te vaya entrando hambre. En general, no abuses del cafe, pues tiene “efecto rebote” y puede darte, a la larga, más somnolencia que energía.
A media mañana
No se trata de pasar hambre o de llevar dietas imposibles. Se trata de controlarse un poco y no hincharse a comer galletas o chocolates entre comidas, por ejemplo.
Para mantener el metabolismo activo es bueno comer unas cinco veces al día, lo que no solo no engorda, sino que ayuda a adelgazar. Además no hay nada como pasar hambre para darse atracones de chucherias y otros alimentos prohibidos. No pases hambre.
Recomendamos: es el momento de tomar fruta fresca, pues resulta más digestiva que cuando la comemos en el postre. Una manzana y un café con leche (el segundo del día como mucho) o un yogur hacen un snack perfecto, bajo en calorías y rico en hidratos de carbono saludables.
Nunca: Jamás pases más de cuatro horas sin comer; te quedarás sin energía y tu metabolismo se ralentizará. Y claro, también está prohibido ponerse a comer caramelos, chocolates, galletas industriales u otras cosas como patatas fritas o galetas saladas. Come frutos secos, por ejemplo.
Almuerzo
Por la tarde hay que comer con más mesura que en el desayuno para poder seguir trabajando o realizando esfuerzo mental sin quedarnos con pesadez. Lo ideal es comer equilibrado, con el conocido combinado de verduras de hoja verde, ensalada, zanahorias… y proteínas.
Recomendamos: salmón, que tiene mucho Omega-3 y es un excelente combustible para el cerebro, además de contener colesterol “bueno”. Después de comer, una infusión, como el té verde rico en antioxidantes.
Nunca: saltarte la comida. Prohibido también comer una hamburguesa, un sándwich de la máquina de la oficina, un trozo de pizza, un gran plato de pasta o cualquier cosa grasienta y pesada. También se recomienda no comer postre (sobre todo tartas o dulces) y no tomar café tras la comida.
Merienda
Lo mismo que para la media mañana, snacks ligeros y libres de la sobredosis de azúcar que suelen tener los lights son recomendables.
¿Qué vas a hacer por la noche? Si después de todo el día vas a ir al gimnasio, a correr o a montar en bici (o cualquier otra actividad física, lo que recomendamos encarecidamente, la merienda es obligatoria.
Un plátano pequeño o un puñadito de frutos secos naturales (pipas de calabaza, nueces, almendras), también son una buena opción y la garantía de que no vas a destruir tejido muscular sino graso al hacer ejercicio.
Por la noche
Para no engordar y dormir mejor se recomienda que la cena sea ligera, pero lo cierto es que también necesitarás energía, sobre todo si además vas a tener sexo, por ejemplo…
Recomendamos: filete a la plancha con ensalada, marisco u ostras, que se consideran buenas para la líbido. Puedes tomar vino, pero no exageres con las copas o el alcohol en general o, además de engordar y arruinar tu salud, dormirás mal. Un té con miel te dará ese último aporte de energía que necesitas esta noche.
Nunca: ya sabemos que estás cansado, pero intenta no comer lo primero que encuentres en tu camino, como patatas, fideos instantáneos o cualquiera de esas “delicias.