Miles de personas acudieron este viernes al entierro de la actriz venezolana Mónica Spear y su esposo, Thomas Henry Berry, en solidaridad con la familia de la pareja que fue asesinada el lunes en un caso que ha conmocionado a la sociedad venezolana y ha reavivado el debate sobre la inseguridad en el país.
Familiares, amigos y seguidores pudieron ver hoy por última vez a la ex Miss Venezuela 2004 y a su esposo, cuyos cuerpos llegaron ayer al Cementerio del Este de Caracas, desde la ciudad de Valencia (centro) adonde habían sido traslados los restos mortales tras el crimen.
Los asistentes pudieron acceder a la capilla ardiente del local hasta poco antes de las 13.00 hora local (17.30 GMT) cuando, encabezados por los padres de la actriz, Rafael y Enna, los féretros fueron traslados en comitiva hasta su lugar de reposo definitivo en el campo santo.
«Estamos en un país hermoso que mi hermana lo amaba. Hagamos algo por este país, creemos conciencia (…) limitemos la venta de armas. Busquemos a esos capos que están armando al pueblo de forma errónea e ilegítima», declaró a los periodistas en el lugarRicardo Spear, uno de los hermanos de la modelo.
La modelo y el empresario europeo fueron asaltados y tiroteados en presencia de su hija de cinco años el pasado lunes por la noche tras sufrir un problema en la carretera con su vehículo.
Cuando recibían asistencia de una grúa un grupo de delincuentes los interceptó con el supuesto propósito de robarles disparando contra el vehículo con el resultado de la muerte de la pareja y de heridas a la niña en una pierna.
A las pocas horas y tras el despliegue policial las autoridades presentaron a siete detenidos pertenecientes a una banda que respondía al nombre de los «Sanguinarios de El Cambur» (zona donde ocurrieron los homicidios) e informaron que continúan en la búsqueda de otros cuatro presuntos cómplices.
Venezuela tiene una de las mayores tasas de criminalidad del mundo con 39 asesinatos por cada 100.000 habitantes, según informó la pasada semana el ministro de Interior, Miguel Rodríguez, al rebatir cifras de la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) que aumentó esa tasa a 79 por cada 100.000 habitantes.