Según una extensa entrevista al portal save-children-from-radiation.org, «el índice de neutrófilos [el tipo más abundante de células blancas de la sangre, una parte esencial del sistema inmunológico] en niños sanos (de 6-12 años de edad) es de (…) 4000, pero ahora se ha situado en 2500. Es más baja que el valor mínimo admisible de 3000. Creo que esto apunta a un problema grave», dijo la doctora al comentar las consecuencias de la catástrofe en la planta nuclear japonesa de Fukushima.
«En el verano de 2011 se registraron muchos casos de niños con los ojos inyectados en sangre, y lo que vimos en la mayoría eran niños con ojeras. (…) Estamos registrando más casos de sinusitis acompañados por asma (…). Y cuando estos niños pasan algún tiempo en la parte occidental de Japón, mejoran. Si es posible, me gustaría que se alejasen del este de Japón», señaló.
«Las sustancias radiactivas procedentes de la planta nuclear Fukushima Daiichi han llegado a Tokio, y enormes cantidades de residuos contaminados se queman aquí también, no puedo negar la posibilidad de que estamos inhalando sustancias radiactivas en el aire. Vuelvo a repetir que después del accidente nuclear, una enorme cantidad de sustancias nucleares fue liberada al medio ambiente. Por lo tanto, si vemos un aumento en los síntomas que son diferentes a los que hemos visto antes, los médicos deben considerar en primer lugar los efectos de la radiactividad».
«Realmente espero que no se vayan de Tokio solo los niños, sino también los adultos», agregó.
«La gente de edad avanzada necesita más tiempo para curar el asma. El medicamento no parece funcionar. También vemos a más pacientes con enfermedades que antes eran raras», avirtió Mita.