Llevaban una doble vida y mantuvieron engañados por mucho tiempo a sus padres y seres queridos, así como a sus amigos e incluso empleadores. Cristian Castañeda Guevara (25), mientras no integraba la banda «Los Norteños», era un estudiante aplicado de la especialidad de Enfermería de una conocida universidad del norte del país, mientras que Jesús Purihuamán Samillán (a) «Puri», era trabajador de una empresa, ya que se destacaba como electricista.
Ninguno tenía antecedentes penales ni policiales, pero sí estaban inmersos en investigaciones policiales por el delito de robo, ya que habrían participado en una serie de atracos a casinos y tragamonedas en Lambayeque, actividad que también desarrollaban en Lima.
Sus seres queridos por un momento se quedaron sorprendidos al enterarse que habían sido abatidos cuando pretendían secuestrar a un empresario chiclayano.
En un primer momento su reacción fue de rechazo a las imputaciones, pero las evidencias los abrumaron y solo debieron callar y llevar los restos de sus parientes muertos a enterrar a Trujillo y Lima.
Los compañeros de universidad de Cristian Castañeda Guevara lo habían apodado por su tez blanca como «Yuca» o «Yuquita». Lo recuerdan como un hombre honesto y trabajador, carismático y también alegre. Nunca nadie se imaginó que era un feroz delincuente.
Igual sucedió con Jesús Purihuamán. Sus amigos y compañeros de trabajo lo recuerdan en las redes sociales como «Chino» y hablan de él como una buena persona.
De otro lado, la Policía Nacional con la muerte de estos dos jóvenes probó su teoría de quelas bandas delincuenciales están reclutando a jóvenes sin experiencia y sin antecedentes policiales o penales. De esta manera desconciertan a los investigadores, quienes no los conocen.
En Chiclayo, la banda a la que pertenecían estos malandrines asaltaron casinos, siendo uno de ellos el Masaris; y molinos, como el Santa Ana, entre otros establecimientos.