Sin duda las mascotas son seres que de manera increíble se hacen amar, por ello dejarlos partir duele y recordalos es inevitable. La historia de Duke es un claro ejemplo de cuándo afecto pueden tener los humanos hacia sus mascotas.
Duke es un labrador negro que fue adoptado por la familia Roberts, quienes hasta el final le dieron todo lo que pudieron. Ellos se enteraron, en el 2012, que Duke tenía cáncer en los huesos y debido a esta enfermedad se le desarrolló un tumor muy agresivo, un osteosarcoma, que hizo que el cáncer se propague por su cuerpo. Incluso a Duke le amputaron la pata para prevenir que la enfermedad se expanda más, pero no fue suficiente y el dolor se fue apoderando de su débil cuerpo.
Por el sufrimiento que atravesaba el can, la familia Roberts tuvo que tomar la dura decisión de dejarlo ir para que no sufriera más. Es así que programaron la eutanasia con un veterinario de Houston hace solo unos días atrás. Pero antes de decirle adiós a su querida mascota la familia contrató los servicios de una fotógrafa, Robyn Arouty, para inmortalizar el último día de Duke.
Para hacer de esa fecha una despedida memorable, le organizaron una fiesta que incluyó una salida a un parque acuático, paseos y comidas de su agrado. Para dejar registrada la fecha, crearon una página web en memoria a Duke, con las fotos de aquel día. Gracias a esa iniciativa, las fotos pueden ser vistas por los amantes de los animales o por quienes han pasado por dicha tragedia en sus vidas, ver enfermar y partir a sus queridas mascotas.