La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya segunda cumbre se celebra estos días en La Habana, es uno de los contrapesos obvios a Washington, destaca Nikándrov. La Celac no incluye ni a Canadá ni a EE.UU., a diferencia de la Organización de los Estados Americanos (OEA), anteriormente el principal foro político interamericano. La presidencia de Cuba es otro desafío a Washington, insiste el analista.
«El intento de aislar a Cuba ha fracasado totalmente, y en este momento lo único que sufre un profundo aislamiento es la política norteamericana en relación con Cuba», afirmó el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, en la inauguración de la cumbre. El foro no solo condenó el embargo a la isla caribeña, sino que también aprobó una serie de documentos que desafían las políticas de EE.UU. en la región.
Entre otras medidas, quedó estipulada la declaración que confirma que América Latina y el Caribe son una zona de paz libre de armas nucleares. El documento es de suma importancia, teniendo en cuenta un contexto general en el que EE.UU. y el Reino Unido envían sistemáticamente a la región submarinos atómicos con carga completa y tienen unas 70 bases militares desplegadas en el continente, acentúa Nikándrov.
Otro tema clave fue el espionaje masivo de EE.UU., dejado expuesto por el excontratista de la CIA Edward Snowden. Como la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés) espió incluso a aquellos líderes de los países del continente americano que son sus socios, una de las cuestiones discutidas fue crear un «Internet latinoamericano», un sistema de comunicaciones electrónicas bien protegido ante cualquier intervención exterior.
Además, los participantes de la cumbre aprobaron la creación del foro Celac-China, lo que testimonia la importancia que asume el rival económico de EE.UU. en América. El capital chino está presente prácticamente en cualquier Estado de la región, destaca el analista. «EE.UU. debe dejar en olvido su complejo de patrón y cambiar su política; en caso contrario, los latinoamericanos algún día convertirán los territorios al norte del río Bravo en su patio trasero», acentúa.