Según los investigadores, el padre Randall Vaughn y la madrastra Mary no prestaron atención a los síntomas alarmantes después de que la hija tragara tanta cantidad de bebida: empezó a gritar de dolor, luego se quedó paralizada y perdió la consciencia. Solo entonces los padres la llevaron a un hospital local, desde donde la niña fue trasladada en helicóptero a un hospital infantil. Sin embargo, los médicos no consiguieron salvar su vida y Alexa murió dos días después.
La investigación del incidente duró dos años y ahora Randall y Mary están encarcelados con posibilidad de salir bajo fianza de 500.000 dólares cada uno. La pareja se enfrenta a cargos de homicidio en primer grado, abuso infantil con agravante y negligencia infantil con agravante.
«Trataron a esta niña de una forma tan cruel que le causó la muerte», afirma Bell. «No sé si su intención era la de matar a la niña, pero su intento era dañarla». El fiscal dice que aún no ha decidido si va a pedir la pena de muerte para ellos.