La chilena Catalina Castillo dijo hoy no estar arrepentida de haber escupido al presidente Sebastián Piñera cuando este ingresaba al velorio del sacerdote Alfonso Baeza, un reconocido defensor de los derechos humanos durante la dictadura militar Augusto Pinochet.
“No me arrepiento para nada, no se podía ir impune Piñera estando ahí en la casa que era del padre Alfonso”, dijo Castillo a medios locales.
La mujer agredió a Piñera ayer cuando este ingresaba en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio obrero de Estación Central, en Santiago, tras burlar la seguridad del mandatario. Ella estuvo detenida 24 horas.
Castillo, de 29 años, dijo que agredió a Piñera porque el padre Baeza se había negado a recibir al goebernante chileno en varias ocasiones, ya que consideraba que él representaba al “gobierno de los empresarios y de los mismos tipos que estuvieron en la dictadura, que fueron cómplices de torturas”.
Baeza, quien murió a los 82 años, defendió los derechos humanos durante la dictadura trabajando desde varias entidades, como la Pastoral Obrera de Santiago y la Vicaría de la Solidaridad.