En la última década, las grasas trans han sido gradualmente erradicadas de los menúes de los restaurantes y supermercados. Es sabido que su consumo excesivo produce taponamiento de las arterias, enfermedades cardíacas y hasta la muerte. Por eso la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha decidido darle el “golpe de gracia” final.
Recientemente, la entidad anunció su intención de que la industria alimenticia elimine gradualmente las grasas trans de su proceso de producción, por ser una amenaza para la salud de la población. Esta medida, según informaron directivos del organismo, podría prevenir 20,000 ataques cardíacos y 7,000 muertes al año.
Las grasas trans se obtienen al agregar hidrógeno a un aceite vegetal para llevarlo a un estado sólido. Siempre han sido muy criticadas por los nutricionistas, ya que son mas dañinas que las grasas saturadas, taponan las arterias y elevan el colesterol «malo». La industria las incorpora a las comidas procesadas para mejorar la textura, alargar la vida del producto o aumentar el sabor.
La FDA aún no anunció los plazos para que la industria alimentaria haga el reemplazo, ya que cada alimento tiene un proceso distinto de producción, y depende lo sencillo o complicado que sea hallar un sustituto. Según explica Michael Taylor, de la FDA, la agencia espera que se hagan los cambios sin afectar o interrumpir innecesariamente la producción.
Si bien son muchos los alimentos que han eliminado las grasas trans de su lista de ingredientes, aún están presentes en alimentos procesados como las palomitas de maíz para microondas, pizzas congeladas, masas refrigeradas, galletas, bizcochos y coberturas instantáneas. En algunos restaurantes, se las utiliza para hacer las frituras.
Para darle más fuerza a la medida, la FDA las retirará de la lista de alimentos “generalmente reconocidos como seguros”. Así, cualquier persona que desee utilizar estas grasas deberá solicitar un permiso especial, que probablemente sea denegado.
El consumo de grasas trans ha mermado con los años, gracias al esfuerzo del gobierno y de las compañías de alimentos. Según la FDA, en EE.UU. pasó de 4.6 gramos diarios en 2003 a 1 gramo en 2012.