Esto debido a que la bacteria ‘Streptococcus mutans’, que vive en la placa dental, influye en el desarrollo de ictus y microhemorragias cerebrales.
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Louisville (Estados Unidos) han mostrado cómo la bacteria Streptococcus mutans, que vive en la placa dental y causa caries, juega un papel fundamental en el desarrollo de los ictus hemorrágicos y las microhemorragias cerebrales.
“Nuestro estudio muestra que la salud oral es importante para la salud cerebral. No en vano, los resultados muestran la implicación de una bacteria oral en distintos tipos de ictus y hemorragias cerebrales que provocan el desarrollo de demencia”, explica Robert Friedland, autor principal del estudio.
Los mismos investigadores ya habían demostrado en un estudio anterior que las bacterias ‘S. mutans’ que presentan una variante del gen ‘cnm’ que codifica la proteína Cnm de unión al colágeno causan, por lo menos en el laboratorio, ictus hemorrágicos y microhemorragias cerebrales.
Por tanto, y con objeto de confirmar la relación entre la bacteria y los ictus en la práctica clínica real, evaluaron la presencia de ‘S. mutans’ con la variante del gen ‘cnm’ en 100 pacientes que habían acudido a emergencias médicas por un ictus agudo.
Los resultados, publicados en la revista Scientific Reports, lograron demostrar la presencia de la bacteria en la saliva del 26% de los pacientes con un ictus isquémico y en el 6% de aquellos con otros tipos de ictus.
¿Cómo se explica esta relación entre las bacterias y los ictus y hemorragias?
Según los autores del estudio, el ‘S. mutans’ tiende a unirse a los vasos sanguíneos que se encuentran debilitados por la edad y por la hipertensión arterial. Y como resultado de esta unión, los vasos localizados en el cerebro se rompen y se producen los episodios de sangrado.
Es bueno precisar que no todas las personas que tienen esta bacteria van a necesariamente sufrir un ictus. De hecho, Robert Friedland recuerda que “casi un 10% de la población posee el S. mutans”. En cualquier caso, el autor explica que “tenemos que cuidar nuestros dientes no solo porque sea bueno para nuestros dientes, sino también porque es bueno para nuestro cerebro y nuestro corazón”.