El proyecto de ley afirma que “el programa lunar Apolo fue uno de los grandes logros de la historia estadounidense”, informa la agencia Sinc.
Por eso las naves y los objetos dejados en la Luna por la tripulación constituyen una parte muy importante del patrimonio de EE.UU. y merecen una protección especial contra los demás países capaces de alcanzar la Luna.
Para entrar en vigor, la ley debería ser aprobada por ambas cámaras del Congreso estadounidense y firmado por el presidente de EE.UU., Barack Obama.
Pero en realidad esta iniciativa contradice la legislación internacional vigente.
El proyecto contradice un tratado de la ONU
En 1967 la ONU firmó el Tratado del Espacio Exterior, que presupone que el espacio ultraterrestre, incluida la Luna, no podrá ser objeto de ningún tipo de apropiación por parte de país alguno. EE.UU. se adhirió a este Tratado, por lo que la aprobación del proyecto de ley constituiría una infracción de la ley internacional.
Una opción posible sería introducir nuevas leyes internacionales, ya que existe también el Acuerdo de la Luna de la ONU de 1979, que prevé administrar la Luna mediante una legislación supranacional. Pero solo quince países se adhirieron a este acuerdo.
La Luna es un caso especial
El proyecto de ley ha abierto la discusión de cómo debería solucionar este asunto la humanidad. En la historia moderna hay ejemplos de acuerdos internacionales que tuvieron éxito, especialmente el Tratado Antártico de 1961, que consiguió desmilitarizar el continente helado y reservarlo solo para fines pacíficos y científicos.
Pero esa tampoco es una opción a largo plazo. El Tratado Antártico también presupone la protección del continente contra modalidades de explotación de los recursos minerales que puedan dañar el medio ambiente. Este punto no es aplicable a la Luna, puesto que según uno de los astronautas de la NASA que visitó nuestro satélite, Harrison Shmitt, “prohibir el desarrollo de los recursos lunares negaría a la humanidad una de sus opciones más importantes para una mejora de la civilización”.
De todos modos, aunque para la sociedad humana actual alcanzar la Luna ya no es un sueño, administrarla sería un problema, concluye Sinc.