En la ceremonia, en el estadio Fisht de este balneario ruso a orillas del mar Negro, ante 40.000 espectadores, no faltaron ni los míticos ballets Bolshoi y Mariinski, ni una enorme carpa circense, retratos gigantes de clásicos como León Tolstoi, Fiodor Dovstoyevski o Alexánder Pushkin, ni la música del gran Rajmaninov.
Una representación de la aldea de Marc Chagall, en forma de mundo al revés, una banda militar de tambores y 62 pianos de cola en el escenario fueron parte de un espectáculo cuyos autores se permitieron el lujo de reirse de sí mismos.
Y es que, en un guiño al pequeño fallo técnico ocurrido en la ceremonia de inauguración de los Juegos hace 16 días -cuando el quinto anillo olímpico de luces no se llegó a desplegar por unos instantes- hoy repitieron la misma escena sobre el campo del estadio, solo que ésta de forma intencionada.
La alusión al fallo tan comentado por los medios el 7 de febrero fue recibida con una ovación por los espectadores, que supieron apreciar la broma.