Jenna Marbles aparece en cámaras. Tiene el cabello rubio con mechas rojas y se dispone, afirma, a enseñar a las chicas a maquillarse estando ebrias. Su video de siete minutos es uno de los tantos tutoriales que aparecen en Youtube que enseñan cosas como flambear un bistec o utilizar un programa de computadora. Pero ninguno ha lanzado a nadie a la fama como lo hizo este video.
El video se titula “Drunk Makeup Tutorial” y, tras una breve introducción y un corte, Jenna aparece ebria en cámaras, mostrando un vaso de plástico vacío. Acaba de jugar uno de esos juegos de borrachos, llamado “Law and Order: S.V.U.” en honor a la serie televisiva “la Ley y el Orden”. Y se dispone a empezar. Todo lo demás, incluyendo el desastre de su maquillaje, le han valido 14 millones 758 mil visitas en YouTube. Y siguen subiendo.
Jenna Mourey es su nombre verdadero, pero como buena estrella ha decidido cambiarse el apellido por el nombre de su chihuahua, acota el “New York Times”. Este medio le hizo una nota exclusiva contando cómo es que llegó a tener mil millones de vistas en los 138 videos que tiene en YouTube y que ostentan títulos como “Mentiras blancas”, “Confesiones de comida basura”, “Mejores nombres para animales”, “Lo que el hip hop me enseñó” o “Cosas que no entiendo de las chicas”.
Pero ni siquiera “Cosas sobre las que mienten las chicas” (15 millones de visitas) tuvo tanto éxito como “Como hacer creer a la gente que eres bonita”, donde muestra el proceso de transformación al que se somete y que fue visto por 50 millones de personas.
El “New York Times” cuenta que esta celebridad de Internet ya tiene un equipo de gente trabajando con ella, filtrando sus mensajes, respondiéndolos. Que puede pagar un alquiler de un departamento solamente gracias a lo que le envía YouTube por publicidad y que hasta su rompimiento con el novio fue la comidilla entre los adolescentes tuiteros de los EE.UU. Y hasta tiene detractores que no soportan sus temas, o que se disfrace de estrellas pop como Justin Bieber para comentar cualquier cosa.
Ella, en cambio, solo tiene una respuesta. Esa incursión de su vida privada en su cuenta de YouTube le ha costado. Ha tenido que aprender que la vida en Internet es dura. Que la gente cree que está obligada a entretener al mundo. Que, como dice ella, “para la mayoría solo estamos en nuestras casas, solos, haciendo videos”.