Anneliese Michel, nació en 1952, desde muy pequeña disfrutó de una vida normal y fue educada bajo la vida religiosa. En 1968, cuando apenas tenía 16 años, comenzó a tener sacudidas que estremecían todo su cuerpo, humanamente imposibles las cuales no podía controlar.
Un neurólogo de la Clínica Psiquiátrica de Wurzburg, la diagnosticó con el ‘gran mal’ de la epilepsia. Anneliese, entró en una profunda depresión y fue admitida para el tratamiento en un hospital, la cual duró largo tiempo.
Sin mejorías, los médicos no encontraron explicación lógica a sus síntomas, y la familia de Anneliese llegó a pensar que se trataba de un castigo de Dios para el mundo, alegando la existencia de demonios en ella.
Desde ese momento Anneliese empieza a tener visiones diabólicas, escuchaba voces dándole órdenes y diciéndole que ‘iba a achicharrarse en el infierno’. La joven dejó de alimentarse; insultaba y agredía de forma cruel a sus familiares; dormía en el suelo; comía arañas, moscas, carbón y bebía su orina.
También rompía crucifijos, destruía cuadros religiosos y lanzaba rosarios contra la pared. Ante estas actitudes, sus padres en el verano de 1973 visitaron diferentes pastores y solicitaron un exorcismo.
Dos año después la solicitud fue aprobado por el Obispo Josef Stang, y asignó al padre Arnold Renz y al pastor Ernst Alt de ejecutar el exorcismo. La base para este ritual era el ‘Rituale Romanum’.
Las sesiones de exorcismo duraron unos diez meses y se determinó que Anneliese debía ser salvada de varios demonios: Lucifer; Judas Iscariote; Nerón; Caín; Hitler y Fleischmann, un cura del Siglo XVI.
Los ataques sin embargo no secaron, algunos ataques de la joven fueron de tal violencia que no podía ser reducida ni por tres hombres, ni incluso encadenada.
Anneliese, era capaz de saltar casi un metro de rodillas, y envió a su padre y a un sacerdote al otro extremo de la habitación de un solo golpe; hablaba lenguas que desconocía; se fracturaba con los golpes que se daba, además de docenas de heridas y cortes abiertos.
En 1976, Anneliese, padecía ya de neumonía, estaba completamente delgada y tenía una fiebre muy alta. Exhausta y físicamente incapacitada para hacer los movimientos por su cuenta, sus padres las ayudaban a sostenerse.
‘Rueguen por el perdón’ fue lo que dijo la joven atormentada en su último día del rito de exorcismo, en junio del 76; y a su madre le exclamó: ‘mamá tengo miedo’.
El 1 de julio de 1976, Anneliese Michel, muere a los 23 años; la autopsia reveló que falleció a causa de desnutrición y deshidratación; por lo que los progenitores y los exorcistas fueron juzgados y condenados por negligencia médica, sin embargo no llegaron a entrar en prisión. A raíz de todo esto, Alemania carece de exorcistas en la actualidad.