Es bien difícil llamar la atención de los transeúntes paseando por el parque con una mascota. Pero este joven dejó boquiabiertos a todos los visitantes del Central Park neoyorquino, tanto a los estadounidenses como a los turistas.
La explicación es bastante simple: el animalito que sacó a pasear con correa no era un perro ni un gato, sino un dinosaurio.