Todavía no se sabe qué causó el desprendimiento de las rocas del acantilado de la localidad. Las rocas, de gran tamaño, destruyeron todo a su paso, incluida la viña del lugar, dejando un surco profundo en el terreno,informa el diario italiano ‘Il Corriere della Sera’.
Una de las rocas se detuvo justo frente a la parte habitada de la construcción, que es propiedad de la orden de los Siervos de la Iglesia Católica, y que tiene unos 300 años. La enorme piedra bloqueó la entrada, pero no dañó el monumento arquitectónico.