Si es verdad eso de que una imagen vale más que mil palabras, entonces la foto que define la eliminatoria entre el Bayern de Múnich y el Barcelona es la del banquillo azulgrana en la última media hora del partido de vuelta de las semifinales de la Champions. Messi, Xavi e Iniesta sentados al lado de un cabizbajo Tito Vilanova. El argentino ni saltó al campo. Los dos campeones del mundo fueron sustituidos, en lo que fue la mejor muestra de que el Barça aceptó la superioridad de un Bayern que se ha erigido como el mejor equipo de Europa, y quizá del mundo.
Los alemanes han llegado, con ésta, a tres de las últimas cuatro finales de Champions League y han levantado dos Bundesligas en ese mismo tiempo. Solo el Borussia Dortmund en la competición doméstica y el no haber levantado ninguna ‘Orejona’ han separado al Bayern de haberse convertido en un auténtico dictador futbolístico. Quizá esa ausencia de una cantidad ingente de títulos disminuya lo que es una realidad: que el equipo de Heynckes es, a día de hoy, el mejor equipo de Europa.
El técnico ha culminado un proyecto que ha elevado su cénit justo el año en que el entrenador abandona la dirreción del conjunto. Los alemanes han seguido un esquema similar al utilizado por el Barcelona estos últimos años, aunque con pequeños ajustes que les han convertido en un equipo prácticamente perfecto.
La posesión es la clave en el juego del Bayern. Sin embargo, la premisa no es tener el balón y moverlo hasta la eternidad. Robben y Ribéry son las llaves para abrir las defensas rivales por las bandas. De la velocidad de ambos y de la capacidad de Schweinsteiger y Müller por el medio depende que el balón ruede rápido hacia el área contraria.
Eso sí, el balón se saca jugado desde atrás. En el Camp Nou, el Bayern le dio a probar al Barcelona de su misma medicina. Hasta seis jugadores azulgrana corrieron detrás del esférico en campo del Bayern cada vez que los defensas y medios alemanes se ponían a jugar al toque, tirando paredes y buscando los espacios. El pelotazo quedaba para las situaciones de peligro.
Otros dos jugadores con papel clave en el equipo son los laterales, llamados a subir al ataque para crear superioridad. Tan habituados están a hacerl que Ribéry, con 0-0 en el marcador, le reclamó varias veces a Alaba que subiese, pese a que Heynckes invitó a sus jugadores a ser más prudentes de lo habitual ante el Barça.
Y todo este sistema ofensivo se completa con un delantero. Uno de esos grandes, corpulentos, con buen juego por arriba y disparo potente. Aquí Heynckes ha podido elegir a lo largo de la temporada. Mario Gómez, Mandzukic y, en menor medida, Pizarro cumplen a la perfección con este rol y todos han sabido rendir en este esquema.
Para acabar de apuntillar el juego, Heynckes ha ido formando un sistema defensivo prácticamente impenetrable. Como hace el Barcelona, los alemanes empiezan a defender por el delantero. Cuanto más arriba se robe el balón, más fácil será llegar hasta la portería rival. Las ayudas, la concentración y el sacrificio son caracteríticas necesarias para una defensa tan arriesgada. Sin duda, el entrenador alemán les ha sabido transmitir a los suyos la necesidad de defender mucho y bien.
Todo esto, que tan fácil parece y tan difícil es de hacer, es lo que ha ido puliendo este Bayern poco a poco, como ya hizo el Barcelona a partir de la llegada de Rijkaard. Los culés dominaron con mano de hierro el fútbol mundial y, aunque pude que su ciclo no esté acabado, no hay dudas de que ahora es el turno de un Bayern de Munich que ha destronado al Barça de manera contundente.