Según la investigación de las autoridades federales, al menos 13 empleadas de la cárcel colaboraban con los detenidos de la pandilla The Black Guerilla Family, formando parte de una trama de lavado de dinero, tráfico de drogas, medicamentos y teléfonos móviles.
Tavon White, líder de la pandilla The Black Guerilla Family (BGF), ha sido padre de cinco niños desde su encarcelamiento en 2009 en el centro de detenciones de Baltimore. Dos de las mujeres se tatuaron el nombre del reputado jefe.
Además de las trece empleadas, en el caso figuran siete encarcelados, inluido el mismo White, y cinco «suministradores de afuera».
Cabe mencionar que la BGF, encabezada por Tavon White, apareció en los años 60 en California. Desde entonces, su presencia se ha extendido por todo el país. En realidad, la pandilla ha controlado la cárcel de Baltimore, donde apareció por primera vez en los años 90.
El gran número de empleadas en la cárcel agrava el problema, opina Lisa Gladden, senadora de Maryland. «Hay muchos casos en los que las mujeres guardias se quedan encantadas con los criminales. Ellos les dicen cumplidos y las mujeres se enamoran. Hace falta tener a hombres brutales y feos», dice. Por su parte, Gary D. Maynard, director de la agencia penitenciaria de Maryland, cree que el sexo de las empleadas no es la razón ya que las mujeres trabajan en cárceles en todo el país. El problema es que entre las empleadas hay ‘garbanzos negros’ que están dispuestas a violar la ley.