Mientras un joven estaba dedicado al apacible acto de pescar durante sus vacaciones y lograba con su anzuelo capturar su presa, un tiburón saltó y se la robó, dejándolo sin nada y, por supuesto, estupefacto frente a lo sucedido.
Los gritos del sorprendido y de los que se encontraban en el lugar pueden resultar un poco exagerados, pero sin duda, no todos reaccionamos de la misma forma ante hechos que no esperamos.