El fundador de la John Birch Society relató en una de las reuniones de la asociación conservadora esas medidas que, según él, planeaban emprender las élites mundiales –como el Club Bilderberg- para destrozar a EE.UU. en su intento de conseguir el control global.
“Una parte de ese plan, por supuesto, es inducir a la entrega gradual de la soberanía americana paso a paso a varias organizaciones internacionales, de las cuales Naciones Unidas es un extraordinario pero no el único ejemplo”, afirmó Welch.
Y esta es la lista de los 10 pasos que mencionó a continuación:
• El aumento drástico en el gasto público en todos los medios imaginables para deshacerse de cantidades cada vez mayores de dinero estadounidense de la manera más derrochadora posible.
• Impuestos cada vez más altos.
• Un presupuesto cada vez más desequilibrado a pesar del aumento de los impuestos.
• Inflación insólita de la moneda nacional.
• Establecimiento del control gubernamental de los precios, salarios y materiales, supuestamente para combatir la inflación.
• Endurecido control socialista sobre todas las operaciones económicas y todas las actividades de la vida cotidiana. Esto se debe acompañar natural y automáticamente de la correspondiente expansión del aparato burocrático y del aumento tanto de los costos como del alcance del Gobierno nacional.
• Más centralización del poder en Washington y eliminación práctica de las fronteras estatales. Se va realizando un amplio trabajo para que las fronteras estatales con el tiempo no signifiquen dentro de la nación más de lo que significan los límites de los condados dentro de los estados.
• Un avance constante de la ayuda federal al sistema educativo y su control más rígido para completar el proceso de federalización en la educación pública.
• La constante implantación en la conciencia americana de los horrores de la guerra moderna y de las atracciones y las necesidades absolutas de paz.
• La permanente voluntad del pueblo estadounidense de permitir medidas de apaciguamiento por parte del Gobierno que culminarán en una gradual rendición del resto del mundo libre y del propio Estados Unidos.
Considerando la política de EE.UU. tras el 11-S, la guerra perpetua contra el terrorismo, los ‘cambios humanitarios de regímenes’ democráticamente elegidos en otros países, los matones del Departamento de Seguridad Nacional y la Administración de Seguridad en el Transporte, la Ley de Autorización de Defensa Nacional y su permiso para secuestrar a los ciudadanos estadounidenses sospechosos de terrorismo sin el debido proceso legal, la reforma sanitaria Obamacare, la amplia vigilancia de masas llevada a cabo por la Agencia de Seguridad Nacional, la militarización de la Policía y su expansión, los estándares de educación, la impresión de dinero por parte de la Reserva Federal y el hecho de que la nación esté al borde del colapso económico, queda claro que muchas de las predicciones de Welch ya se han cumplido.