Lo cierto es que Kaur sufre del síndrome de ovario poliquístico, el cual causa el crecimiento excesivo de vello.
Ella tenía solo 11 años cuando le empezó a aparecer vello en el rostro y en el pecho.
Kaur pasó sus años de adolescencia tratando desesperadamente de eliminar el vello. Se rasuraba dos veces por semana y cubría su cuerpo con ropa holgada.
Su condición la convirtió en víctima de burlas en el colegio y en la calle. Incluso recibió amenazas de muerte por parte de desconocidos a través de Internet.
Kaur llegó al punto de no salir de su casa, excepto para ir a clases, y hasta pensó en el suicidio.
Finalmente a los 16 años, encontró el coraje de aceptarse así misma. “No volvería nunca jamás a quitarme el pelo facial, porque es la forma en que Dios me hizo y estoy contenta como soy”, explica la joven. La decisión resultó polémica para su familia. Hoy, siete años después, dice sentirse más segura que antes y espera que su historia ayude a otras mujeres que pasan por la misma situación.