Objetivo número uno: los cables
La realización material de Internet son 885.000 de kilómetros de cables submarinos que ciñen la Tierra y empalman en los centros de procesamiento de datos de todo el mundo. Precisamente a estos órganos vitales deberían dirigir su ataque los aborrecedores de Internet, escribe ‘Look at Me’.
Actualmente son 285 cables en total, y para destruir un sistema con tantas partes redundantes habría que asestar golpes simultáneamente a todos los cables principales que unen los continentes. En esta tarea no puede haber punto medio: si se corta solo parte de los cables, los datos inmediatamente encontrarán un desvío y el daño será remediado.
Para hacer el mayor daño a la Red mundial, los expertos recomiendan en primer lugar prestar atención a los cables que unen EE.UU. y Europa Occidental. La rotura de esta comunicación podría causar congestión temporal en las arterias del sistema financiero global infringiendo el funcionamiento, por ejemplo, de los cajeros automáticos.
Objetivo número dos: los centros de datos
Sin embargo, incluso si se cortan todos los cables submarinos del mundo, Internet seguirá existiendo felizmente dentro de los continentes. Así que el segundo golpe más importante sería la destrucción de los centros de datos principales ubicados en todo el mundo.
En estos centros se almacena todo el ‘relleno’ de Internet: todos los datos que viajan a través del cable tarde o temprano terminan su camino aquí. Algunas empresas compran sus propios centros de datos, pero la mayoría de los sitios web se almacenan en los megacentros comunes.
La destrucción de uno o varios centros no dará resultados significativos: para acabar con Internet haría falta hacer volar los 3.227 existentes.
Objetivo número tres: la gente
“Para aniquilar Internet, hace falta deshacerse de toda la gente”, afirmó el director ejecutivo de Dandin Group, Dewayne Hendricks, cuando en 2012 el grupo de ‘hacktivistas’ Anonymous amenazó con tumbar la Red.
Precisamente la gente es la razón principal por la que no solo los piratas y terroristas, sino tampoco los desastres naturales pueden vencer a Internet. Incluso si unos hipotéticos terroristas lograran cortar los 285 cables y explotar los 3.227 centros de datos, la gente restaurará todo empezando por una pequeña red entre varios ordenadores y llegando muy pronto a un sistema intercontinental. Tratar de destruir Internet es casi tan absurdo como tratar de destruir el lenguaje humano, escribe el medio.
Una solución interesante fue propuesta por el ‘viejo misántropo’ David Byrne, que ofrece no solo cortar los cables, sino también crear en su lugar zonas radiactivas infranqueables que no permitirían realizar trabajos de reparación. Con lo cual, al parecer, solo una guerra nuclear mundial sería capaz de acabar con la existencia de Internet, concluye ‘Look at me’.