Gracias a Cáritas Huancayo y otras organizaciones, la tara se ha convertido en la esperanza de los pobres de la amplia quebrada de Andamarca y Acobamba que está entre los 1,800 y por encima de los 3 mil metros sobre el nivel del mar, donde se cultiva las mejores paltas para la exportación, plátanos, chirimoyas, granadillas, tomates, frejoles, zapallos, verduras, incluso papayas y caña de azúcar. También, en las partes altas, maíz, papa, arveja, habas, mashua, olluco, oca, etc.
En lo que fue una de las acciones sociales más importantes de su labor pastoral del año pasado, el arzobispo de Huancayo, Pedro Barreto Jimeno, llegó a las fronteras de los valles del Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) para visitar las plantaciones.
Estuvo en Uyo, Matapa y en Pucacocha donde se construyó la fábrica de procesamiento de la harina en una primera etapa, a un costo que supera los cien mil nuevos soles.
También llegó a las chacras de Jerusalén y Andamayo, y visitó las localidades de Duraznopata y Yanabamba donde se reunió con los campesinos, hombres y mujeres, también con los niños.
Los técnicos de Cáritas Rolando Santos y Carolina Olivera acompañaron a monseñor en su recorrido y explicaron las bondades del producto cuyo cultivo no quita terreno para la siembra de otros alimentos como maíz, papa o zapallo, por el contrario, se complementan.
Desde el año 2011 se ha sembrado alrededor de 120 Has. con más de 150 mil plantones. Son cerca de 180 socios de Andamarca, Andamayo, Antacalla, Huata, Lauca, Matapa, Pucacocha y Uyo. Para el efecto se usa riego tecnificado.
Al año, cada planta dará entre 200 y 500 gramos de tara por planta; a los dos años 1 kilo; a los 5 años, de 10 a 15 kilos. Sucesivamente aumentará hasta llegar a los 25 años y más con 50 a 60 kilos por planta.
El precio en los mercados internacionales están entre 0.53 y 1.8 dólares por kilo de harina; y de 3.4 dólares por kilo de goma. El proyecto empezó en noviembre del 2011.