La posibilidad de que la mafia esté planeando un ataque contra el papa Francisco lleva varios días llenando titulares. Al parecer, la ‘limpieza’ que está llevando a cabo el pontífice en las finanzas de la Santa Sede y en el banco vaticano podrían afectar a los negocios de la Ndrangheta y los capos de la mafia calabresa lo han puesto en el punto de mira. El fiscal italiano encargado de la persecución de la mafia, Nicola Gratteri, también ha hecho numerosas apariciones en los últimos días señalando que no sabe “si las bandas criminales tienen capacidad para hacer algo al papa, pero está claro que están pensando en ello”. El fiscal ha afirmado también que el pontífice “molesta mucho a la mafia”. “No tengo información concreta sobre planes de la mafia contra el papa”, ha dicho Gratteri, “pero si la tuviera tampoco lo diría”. La Iglesia seguirá haciendo su reforma a su habitual ritmo lento. Mientras tanto, el dinero negro se habrá esfumado John Dickie, profesor de Estudios Italianos en la Escuela Universitaria de Londres y autor del libro Cosa nostra: historia de la mafia siciliana firma este viernes un artículo para CNN en el que señala que no es la primera vez que la postura de un pontífice choca con los intereses de la mafia. Dickie recuerda que, en 1993, la Cosa Nostra respondió con dos bombas en iglesias a un discurso de Juan Pablo II en el que advertía a los mafiosos que dios los juzgaría. Hasta ese momento, explica Dickie, los mafiosos y la Iglesia se llevaron bien por razones políticas, los capos se ponían al frente de las procesiones del santo que tocara y eso les ayudaba a acercarse a Democracia Cristiana, el partido que gobernó el país durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo pasado. Además, la religión es un instrumento de cohesión entre las diferentes mafias y les sirve como justificación espiritual para sus delitos, asegura el profesor. Pero el papa Francisco parece decidido a romper todos los vínculos de la Iglesia católica con la mafia. Ha beatificado al sacerdote Pino Puglisi, que falleció en 1993 tras las palabras de Juan Pablo II contra las bandas criminales, convirtiéndolo en el primer mártir católico asesinado por la mafia. Tampoco ha detenido su reforma del banco vaticano para que deje de servir como herramienta para lavar el dinero de los mafiosos. Dickie señala que todavía falta mucho para que la Mafia y la Iglesia rompan su relación por completo, pero también ha indicado que cree “muy improbable” que la Ndrangheta asesine al jefe de la Iglesia. “Las mafias no matan sin evaluar los costes y los beneficios”, asegura. “Un escenario probable es que la Iglesia siga haciendo su reforma a su habitual ritmo lento”, dice” mientras tanto, el dinero negro se habrá esfumado”.
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