La hoy teniente en retiro de la Policía Nacional, Sidley Miranda, realizó junto a su equipo, en julio de 2012, la incautación de 82 mil soles de una venta de oro que hicieron Honorata Aquino y Edgar Quispe en Bolivia y que, luego, fueron ingresados al Perú sin una declaración ante la administración tributaria, según detalla un informe de Cuarto Poder.
Tras la incautación y detención de los involucrados, Miranda, quien para entonces tenía apenas mes y medio como encargada de la comisaría de Zepita, llamó a la Fiscalía para reportar la incautación.
Lo extraño fue que cuando llegó la Fiscalía de Desaguadero, en Puno, la mitad de los 82 mil soles confiscados había desaparecido.
A la hora de buscar responsables todos culparon a su jefa, Sidley Miranda, quien hoy permanece recluida en un penal de Puno. Sin embargo, al momento de juzgarla nadie tomó en cuenta que fue ella quien llamó a la Fiscalía para reportar la incautación.
Además durante la intervención fiscal se descubrió a dos suboficiales de la Policía con 34 mil soles en su poder.
La mujer exige ahora revisar su caso y dice haber sido involucrada por el personal que entonces tenía a cargo.