Jesús Murillo, fiscal general del país, confirmó que en Michoacán, precisamente en la zona de Tierra Caliente, hubo un choque entre militares y grupos de autodefensa cuando se inició el desarme de estos grupos. Sin embargo, se abstuvo de hacer otros comentarios que aclaren lo sucedido. Al mismo tiempo el funcionario aseguró que el Gobierno busca «restablecer el orden con la menor violencia posible».
«No hay duda alguna de que tenemos que restablecer el Estado de derecho», dijo Murillo y añadió que las autoridades actúan «con toda la prudencia, la cautela y el cuidado para evitar la violencia».
La Secretaría de Defensa Nacional informó que dos personas fallecieron en el marco de las acciones emprendidas para desarmar a los civiles. Mientras, el líder de autodefensas, Estanislao Beltrán, asegura que hay cuatro personas muertas, entre ellas una niña de 11 años.
Miguel Ángel Osorio Chong, el ministro de Gobernación, dijo que las fuerzas federales con el apoyo de la Policía del estado de Michoacán patrullarán un área llamada ‘Tierra Caliente’, con una fuerte presencia de cárteles del narcotráfico como Los Caballeros Templarios, que controlan rutas, cultivan amapola y marihuana y producen drogas sintéticas.
Vamos a contener la violencia en Michoacán», dijo Osorio Chong instando a los grupos de autodefensa que operan en ese estado a «regresar a sus lugares de origen y reincorporarse a sus actividades cotidianas».
Los analistas descartan que ese paso vaya a ser fácil, y así lo han confirmado dirigentes de los grupos de autodefensa: si se desarman y vuelven a sus comunidades, pueden ser asesinados, por lo que primero deben ser desarmados los narcotraficantes. «Ni de broma se van a desarmar. Ni de broma se van a retirar a sus comunidades», dijo a la agencia EFE Alejandro Hope, del Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO).
La semana pasada hubo enfrentamientos, cortes de carreteras, incendio de vehículos y asaltos a militares y policías y concluyó el pasado viernes con una banda de encapuchados que prendió fuego a la alcaldía de Apatzingán. La violencia en Michoacán alcanzó uno de sus picos el lunes 6 de enero, cuando habitantes de Parácuaro quemaron autobuses de pasajeros como medida de presión para que el Ejército sustituyese a los grupos de autodefensa.
Ante la incapacidad de acabar con las cárteles, el año pasado se multiplicaron los llamados grupos de autodefensa, principalmente en las zonas rurales de México, cuyo único objetivo es, de acuerdo con sus proclamaciones, «extirpar el crimen organizado ante la indiferencia del Gobierno y las fuerzas de seguridad».