Las protestas ciudadanas surgidas a largo de este año, desde las de Brasil hasta las de Ucrania de estos días y las que persisten en el mundo árabe, muestran que los gobiernos deben prestar más atención a las reclamaciones de la sociedad civil, afirmó este lunes la máxima responsable de Derechos Humanos de la ONU. «Me preocupan las dificultades que sufren los ciudadanos para ejercitar su derecho democrático a participar en decisiones importantes que afectan a sus vidas», dijo la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay. La ONU expresa su «inquietud» por el «excesivo uso de la fuerza» de las fuerzas de seguridad contra las protestas sociales En el caso de Ucrania, los manifestantes proeuropeístas que se han adueñado de las calles este fin de semana ven «como una traición», según Pillay, el rechazo de su presidente, Víktor Yanukóvich, a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. «Creo que es significativo que un gran número de ciudadanos haya salido a las calles, día y noche, desafiando el frío, para pedir algo que es justo lo contrario a la acción de su Gobierno», comentó Pillay en una rueda de prensa, en la que pasó revista a la situación de los derechos fundamentales en el mundo. En ese sentido, expresó su «inquietud» por «el excesivo uso de la fuerza» por parte de los cuerpos de seguridad en muchas de las protestas sociales, que por ejemplo en Brasil dejaron «cientos de heridos y media docena de muertos». En cuanto a la Primavera Árabe, que ha evolucionado de manera diferente según los países, Pillay se negó a calificar el movimiento de fracaso, ya que condujo ante los tribunales a dictadores, pero sí admitió que «no ha sido la solución perfecta que muchos pensaron». «Países como Túnez, Egipto, Yemen o Libia nunca volverán a ser lo que eran», puntualizó. Reconoció que los cambios promovidos son «aún frágiles» y los retos «formidables», con un nivel de agitación política especialmente alto en Egipto, donde no se ha logrado consolidar un Gobierno estable desde la caída de Hosni Mubarak.
«Ciudadanas de segunda clase»
La alta comisionada destacó el papel de las mujeres en las revueltas de estos países, pese a que en varios casos se les sigue considerando «ciudadanas de segunda clase», y se mostró convencida de que la generación más joven «no tolerará» el retorno a la situación anterior. «La democracia no puede echar raíces si las mujeres de estos países no logran la igualdad en todos los campos», subrayó. La democracia no puede echar raíces si las mujeres de estos países no logran la igualdad en todos los camposSobre la crisis siria, Pillay se refirió por primera vez a «evidencias» que apuntan a la «responsabilidad» de altos estamentos del Gobierno, incluido el presidente Bachar al Asad, en crímenes de guerra y contra la humanidad. «La Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria ha producido enormes cantidades de pruebas sobre estos crímenes. Las pruebas indican responsabilidades al más alto nivel gubernamental, entre ellos el jefe de Estado», afirmó. De cara a la celebración de la Conferencia de paz para Siria, Ginebra 2 el próximo 22 de enero, Pillay señaló que la «asunción de responsabilidades debe ser una prioridad». Advirtió de que no habrá solución a la situación de violencia armada si no se abordan las «raíces» del conflicto, es decir, «los agravios contra los derechos humanos». Asimismo, instó a los países con alguna influencia sobre las partes beligerantes en el conflicto a que «ejerzan presión» sobre ellas y se consiga un cese de la violencia, así como su participación activa en Ginebra 2. Para que estas negociaciones tengan éxito, es muy importante que todos asistan, ambas partes, incluida la sociedad civil», concluyó.