Cuando se desató el tsunami y la consiguiente explosión de la planta nuclear de Fukushima en 2011, Naoto Matsumura, un agricultor japonés de 54 años de edad, abandonó con su familia la localidad de Tomioka, situada a menos de 13 kilómetros de la central nuclear. Sin embargo poco tiempo después decidió separarse de sus familiares y regresar a Tomioka. Explicando sus motivos, Matsumura dijo que no podía abandonar a los animales de la granja de su familia y dejarlos sin alimento y ni protección.
Al regresar a la ciudad, donde el nivel de radiactividad es 17 veces superior al límite considerado seguro para la salud humana, Matsumura se asombró de ver la gran cantidad de animales abandonados que había. Los habitantes de la ciudad abandonaron a sus mascotas y animales de granja con la esperanza de que algún día llegaría la autorización del Gobierno para regresar a sus casas.
Matsumura recorrió la ciudad y salvó a todos los animales que encontró proporcionándoles agua y alimento. Muchos perros y gatos se habían asilvestrado debido a la falta de contacto con humanos y pasó bastante tiempo antes de que se acostumbraran a Matsumura.
Al principio Matsumura cuidó de los gatos y los perros, pero después de que el Gobierno decidiera sacrificar todo el ganado de la zona evacuada, prometió proteger a todos los animales domésticos.
Actualmente Matsumura cuida de perros, gatos, cerdos, vacas e incluso de los avestruces que viven en el patio de una escuela de primaria.
Como en la ciudad no hay electricidad, se ve obligado a utilizar placas solares para cargar su computadora y su teléfono. Matsumura solo se desplaza hasta el pueblo habitado más cercano para comprar gas y comida, además de para pedir colaboración para su causa.
Matsumura vive en un área donde la radioactividad es mortal, pero no usa trajes aislantes ni guantes. Ha comido carne, verdura y pescado radiactivos y ha bebido agua contaminada. Solo después de llamar la atención de los medios de comunicación Matsumura ha recibido ayuda humanitaria. Los médicos dijeron que Matsumura no desarrollaría ninguna enfermedad hasta dentro de 30 o 40 años, por lo cual el cáncer no preocupa al japonés.
En cualquier caso, lo que le importa a Matsumura es haber sido capaz de salvar las vidas de tantos animales.