Un parto inducido o acelerado podría estar relacionado con el riesgo de que el bebé desarrolle autismo, según los resultados preliminares de un estudio publicado que subraya la necesidad de aumentar la investigación sobre las causas de la enfermedad.
El estudio conjunto de la Universidad de Michigan y la de Duke, publicado en la revista Jama Pediatrics, es el mayor sobre el asunto que se ha desarrollado hasta ahora en Estados Unidos y sugiere que el riesgo es aún mayor si el bebé es de sexo masculino.
Los autores advirtieron que los resultados son insuficientes para probar una relación causal entre el parto inducido y el autismo, por lo que se necesitan más estudios al respecto.
Pero el estudio «proporciona pruebas preliminares de que existe una asociación entre el autismo y la inducción o aceleración del parto», algo que puede dar pistas ante el creciente diagnóstico de autismo en niños en EE.UU, según Marie Lynn Miranda, coautora del estudio e investigadora en la Universidad de Michigan.
Simon G. Gregory, el principal autor del estudio en la Universidad de Duke, destacó que la relación entre ambos factores ya se ha estudiado en otros trabajos científicos, pero éstos se basaban en «un universo relativamente pequeño».
«Nuestro estudio es de lejos el mayor de los que contemplan la relación entre autismo e inducción o aceleración», agregó.
Los autores del estudio alertaron que sus resultados no debían tomarse como base para evitar el recurso a la inducción o aceleración del parto hasta que haya más investigación, dado que esas técnicas tienen «claros beneficios» asociados.
«La inducción del parto, especialmente para las mujeres embarazadas con condiciones médicas como la diabetes o la alta presión sanguínea, ha reducido significativamente el riesgo de dar a luz a un feto muerto», apuntó Chad A. Grotegrut, coautor del estudio en la Universidad de Duke.