El número de filipinos que no han podido volver a sus puestos de trabajo después del tifón Haiyan que azotó Filipinas el pasado 8 de noviembre, asciende a 5,6 millones de personas, según datos difundidos por la Organización Internacional del Trabajo.
De los trabajadores que han perdido su trabajo de forma temporal o permanente, 50% (2,8 millones) estaban empleados en el sector servicios, 32% (1,8 millones) son agricultores y 15% pertenecían al sector industrial.
«Por lo menos 2,4 millones de trabajadores afectados ya se encontraban en una situación crítica antes del tifón, a menudo vivían cerca del umbral de pobreza, haciendo cualquier trabajo para sobrevivir y mantener a sus familias», señaló Lawrence Jeff Johnson, director de la oficina de la OIT. Johnson también destacó que estas personas han perdido lo poco que tenían para empezar de nuevo, pues no tienen casa, ni ingresos, ni ahorros, ni a quien pedir ayuda.
La OIT trabaja junto con los departamentos de Trabajo y de Bienestar Social y Desarrollo para poner en marcha programas de empleo y hacer frente a las necesidades del país.
«Estos programas cumplen con la regulación de Filipinas y de las normas internacionales del trabajo, lo que garantiza que las personas no sean explotadas», explicó Johnson.
Los trabajadores que se benefician de los programas reciben un salario mínimo, son contratados al menos 15 días y tienen beneficios de protección social.