Los residentes de Pekín siempre se han quejado de que los precios de la vivienda están por las nubes y de que el coste de la vida es altísimo. Ahora, por lo visto, tampoco pueden permitirse morir, según calcula ‘Time’ tras analizar las informaciones al respecto en la prensa china.
En un intento de ganar espacios en sus sobrepobladas ciudades, en 1997 China ilegalizó las inhumaciones. Sin embargo, incluso encontrar un lugar para las cenizas resulta costoso. Una parcela en un cementerio de un barrio popular de la capital puede llegar a valer entre 60.000 y 70.000 dólares estadounidenses por metro cuadrado. Los precios del cementerio más famoso de Pekín, el de Babaoshan, donde se entierra a los políticos, son aún más impactantes: unos 165.000 dólares.
El Gobierno del país, que actualmente cuenta con 1.350 millones de habitantes, está instando a la población a adoptar nuevas formas de servicios fúnebres. Así, el año pasado la Oficina de Asuntos Civiles de Pekín comunicó que los ciudadanos deberían considerar la posibilidad de celebrar funerales en el mar.