En medio de la desolación, la ruina, la tristeza y la necesidad de ayuda sobreviven ocho bebés prematuros que fueron un milagro de vida al nacer entre el caos que dejó el tifón Haiyan.
Los recién nacidos luchan por su vida en el único hospital que está en funcionamiento en la ciudad de Tacloban. Se encuentra en el interior de una capilla.
Son ocho los bebés que han nacido durante esta tragedia que parece no tener un fin cercano en Filipinas. El octavo nene nació el domingo, dos días después de que el tifón tocara tierra en Filipinas.
Debido a la escasez de aparatos hospitalarios, este pequeño se mantiene con vida gracias a que su agotada abuela le hace llegar el aire, con sus propias manos, a sus debilitados pulmones.
Pero el último no es el menos afectado, sólo uno, de los ocho, tiene la suficiente fuerza como para llorar. El resto permanece casi estático, sin movimientos pero así luchan por salir adelante.
El hospital está en precarias condiciones: no hay luz, agua potable y cada vez son menos sus suministros médicos básicos. No hay otra opción. Haiyan acabó con todos los centros hospitalarios de la ciudad, salvo dos: uno de ellos es privado.
«Me preocupa que los recién nacidos contraigan infecciones hospitalarias. Los cadáveres en la parte posterior podrían ser una fuente de contagio», precisó el médico Alberto León, director del Centro Médico Regional de las Bisayas Orientales.
Una nota de Reuters señala que los bebés nacidos desde el tifón lo hicieron de forma prematura, ya que sus madres entraron en trabajo de parto antes de la fecha indicada. Esto como consecuencia del trauma del viernes pasado cuando el tifón arremetió contra Filipinas.
Este es el caso de Nanette Salutan, de 40 años, quien dio a luz antes de tiempo. Tuvo que viajar por dos horas en una motocicleta para llegar al hospital.
Uno de los bebés recién nacidos recibió el nombre de Yolando, como es llamado el tifón en Filipinas.
Alrededor de 80 nenes nacieron de forma prematura desde el paso del tifón Haiyan en Filipinas.