La tramontana provocó ayer varios incendios en el Empordà i el Gironès. El fuego avivó por la mañana sendos fuegos en Cervià de Ter i Llagostera, que quemaron dos hectáresas, y por la tarde incrementó la potencia de otro incendio en Camallera (Alt Empordà), que el viento llevaba en volandas hacia el sur, lo que obligó a confinar a los vecinos de Vilopriu y Foixà (Baix Empordà) a desalojar a una veintena de vecinos, cuyas casas estaban en peligro de verse rodeadas por el fuego.Asimismo, los pueblos de Vilopriu, Jafre, Foixà y Colomers han sido confinadas en el interior de las poblaciones.
60 unidades de los bomberos intentan luchar contra la fuerza de los elementos y el fuego, que a primera hora de la noche había arrasado ya 300 hectáreas.Cuando desapareció la luz natural, los medios aéreos tuvieron que retirarse dejando sobre el terreno a las unidades terrestres. Junto a los bomberos participan en la lucha contra el incendio una cincuentena de ‘mossos’, agentes rurales y voluntarios de las asociaciones de defensa forestal.
El temor era que el viento, que soplaba a más de 60 kilómetros de velocidad y que las previsiones señalan que se mantendrá hoy, extendiera de forma descontrolada el fuego.Las autoridades han hecho un llamamiento a los payeses para que araran los campos, lo que haría de cortafuego e impediría la extensión del incendio.
Ramon Espadaler, consejero de Interior, desplazado a la zona del incendio, ha explicado que el mayor problema y la mayor preocupación «es la fuerza de la tramontana». Espadaler cifró en unas 300 las hectáreas del perímetro del incendio, «principalmente, agrícolas», resaltó el consejero. Se trata de campos de cereal ya cosechados, pero en los que los restrojos están muy resecos por la ausencia de lluvias y humedad y en los que el viento actúa como avivador.
La zona del incendio, que se ha declarado a la altura del kilómetro 2 de la carretera GIV-6232, además de los campos cosechados, en la zona hay superficie quemada en otros incendios.