Investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres con la colaboración de la Universidad de Nottingham, Rothamsted Research (Reino Unidos) y la Universidad de Florida (Estados Unidos) han encontrado un componente genético que tiene que ver con lo atractivo que somos para los mosquitos y esto es probable que lo cause el control genético de nuestro olor corporal.
Si bien se trata de un estudio piloto, los datos hallados podrían permitirnos conocer mejor cómo ha evolucionado nuestra relación íntima con los mosquitos, y lo más importante, podría servir para desarrollar mejores formas de controlar a los mosquitos y las enfermedades que transmiten.
Los resultados, publicados en ‘Plos One’ y basados en una investigación previa que demostró que los mosquitos se sienten atraídos por las diferencias en el olor corporal, demostraron que las personas que son menos atractivas para los mosquitos producen repelentes naturales y al parecer se trata de un rasgo controlado genéticamente.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron ensayos con 18 mujeres gemelas idénticas y 19 gemelas no idénticas, encontrando que las parejas idénticas eran más similares en atractivo para los mosquitos que las gemelas no idénticas.
El experimento constó en liberar ‘Aedes aegypti’, el mosquito del dengue, en un tubo en forma de Y que se divide en dos secciones. Se les permitió volar por ambos lados hacia el olor de las manos de los participantes en el estudio para ver por cuál de los gemelos se sentían más atraídos.
De esta manera se determinó que los mosquitos hembras prefieren el olor de ciertas personas cuando deciden picarles para alimentarse de la sangre que requieren para reproducirse. Por ejemplo, las mujeres embarazadas son más atractivas para ‘Anopheles gambiae’ (el mosquito de la malaria en África), mientras que las personas de mayor masa corporal también son más atractivas para los mosquitos y jejenes (‘Phlebotomus papatasi’).
“Al investigar el mecanismo genético detrás del atractivo para los insectos que pican, como los mosquitos, podemos acercarnos a usar este conocimiento para idear mejores formas de mantenernos a salvo de sus picaduras y de las enfermedades que pueden transmitir”, dice el autor principal, James Logan.
“Si entendemos la base genética de la variación entre individuos podría ser posible desarrollar formas a medida para un mejor control de los mosquitos y desarrollar nuevas formas de repelerlos. En el futuro, se puede conseguir incluso que tomando una píldora se mejore la producción de los repelentes naturales del cuerpo y, finalmente, se reemplacen lociones para la piel”, augura Logan.