En primer lugar, debemos observar el tipo de vídeos que se han convertido en virales a nuestro alrededor: escenas de programas de televisión, actuaciones musicales, grabaciones caseras…
Estas grabaciones pueden encontrarse no solo en Youtube, sino también en otros portales como ViralVideo, Vimeo o Viralvídeochart.
Contemplando lo que han hecho los demás podremos obtener ideas para nuestra propia producción y descubrir los distintos estilos de vídeos virales existentes y más eficaces. Entre ellos destaca, por ejemplo, el Stop Motion (vídeo consistente en grabar cada movimiento y editar las secuencias de forma acelerada para que parezca que se mueven por sí mismas).
El segundo paso consiste en planificar, es decir, elegir una temática (las más recurrentes y efectivas suelen ser vídeos cómicos, grabaciones que generen controversia o sorpresa o bien producciones que enseñen algo diferente y único) y comenzar a pensar ideas.
Aquí es imprescindible tener en cuenta cuál es el público objetivo al que nos dirigimos y el mensaje que queremos lanzar.
Anota tus ideas, crea distintas secuencias, únelas, intercálalas… pon en práctica todo lo que se te ocurra… finalmente darás en el clavo de una idea brillante.
Por último, llega el momento de producir. En este sentido no debes pensar que es necesario contar con un gran equipo de grabación, pues muchos de los vídeos virales más conocidos son caseros. Eso sí, si no cuentas con ayuda profesional, debes cuidar la iluminación y los sonidos del entorno, procurando grabar las secuencias en lugares que no sean demasiado ruidosos y dificulten la transmisión del mensaje.
A la hora de editarlo, puedes utilizar programas más básicos como el Movie Maker o bien softwares más sofisticados como Avid. Ambos te proporcionarán buenos resultados utilizándolos de la forma correcta y sacando el máximo partido a sus posibilidades.