Fue una clase perfecta de cómo jugarle a Barcelona: presión constante en todas las líneas, aprovechamiento del juego aéreo y un toque de fortuna. Así lo demostró Bayern Munich, que pudo ignorar la presencia de Lionel Messi, que recibió el alta médica antes del encuentro y fue titular, y logró una histórica goleada ante el mejor equipo de todos los tiempos, en el partido de ida de las semifinales de la Champions League.
Fue un aplastante y demoledor 4 a 0, un dato no menor si se tiene en cuenta la localía. De esta manera, si los alemanes marcan un gol en el Camp Nou, los catalanes deberán ganar por cinco o más tantos. ¡Una epopeya! La revancha se jugará el próximo miércoles, desde las 15.45 -hora argentina-, en Barcelona.
Con este resultado, Barcelona cortó una racha de 17 partidos sin derrotas (14 triunfos y 3 empates) ante equipos alemanes y volvió a perder en suelo germano luego de 10 años (2-1 ante Bayer Leverkusen, por la Champions 2001/02). Además, es la primera derrota de Messi en Alemania, contando partidos con la selección (se retiró invicto del Mundial y ganó los dos amistosos que disputó) y con el equipo blaugrana.
En el primer tiempo, Bayern Munich hizo de la presión un arma letal. Lo ahogó. No lo dejó jugar a Barcelona, que estuvo lejos del espectáculo que acostumbra a dar. El juego aéreo fue otro punto alto de los locales, que, a los 24 minutos, hicieron honor a una de las máximas más conocidas del fútbol: dos cabezazos en el área es gol. Thomas Müller fue el encargado de terminar la jugada y de marcar el 1-0, tras la habilitación del brasileño Dante.
Algo que no cambio (pero que esta vez no influyó) en los primeros 45 minutos fue esa sana costumbre de Barcelona: ganó la posesión de la pelota con el 62%, aunque sólo pudo patear una vez al «arco» (se fue lejísimos), contra cuatro situaciones de riesgo a favor de Bayern.
Tras el descanso, Barcelona pareció salir decidido, pero no repercutió en el desarrollo del juego. Otra vez el juego aéreo. Otra vez una habilitación de cabeza volvió a llenar de dudas a la defensa blaugrana. Mario Gómez, en clara posición adelantada no advertida por el juez de línea, empujó la pelota para extender la ventaja, a los cuatro minutos de iniciado el segundo tiempo.
A los 17 minutos, en una jugada que sirvió para la polémica, los alemanes volvieron a golpear. «Los de Bayern metieron la cortina del básquetbol, el número 25 cortinó como Oberto», bromeó el entrenador del seleccionado argentino, Julio Lamas. Es que Arjen Robben se vio favorecido por una falta de Müller que el árbitro no advirtió. Luego, el holandés regaló una definición exquisita para poner el 3-0, que no sería final.
La última estocada llegó a los 36 minutos. Por segunda vez, Müller batió a Víctor Valdés y selló el 4-0. Un resultado apabullante, pero no definitivo: del otro lado está Barcelona… y Leo Messi.