En la segunda fase de la competición Josh y su padre no encontraron en la hoja de participantes inscritos a su principal rival, Reese Branzell, de 10 años, pues había sido hospitalizado aquejado de una infección bacteriana en la cadera, lo que le impedía competir.
Josh se puso muy triste y le preguntó a su padre si había algo que pudiesen hacer por su contrincante, publica today.com. Pero al saber que no podían ayudar en nada, decidió esforzarse para «ganar cinco medallas de oro». «¿Qué te parece si nado y, si gano el trofeo, se lo regalo a él?», preguntó el menor a su progenitor.
Con el objetivo claro en mente, Josh logró ganar las cinco medallas de oro y el trofeo al conseguir la mayor puntuación de la competición. Cuando terminó, le entregó el trofeo al entrenador de natación de Reese con una tarjeta que decía:
«Siento mucho que no te sientas bien. Mejórate pronto para que volvamos a competir en la piscina. Te he visto nadar desde que tengo siete años. Eres una inspiración para mí para poder nadar más rápido. Hubiese preferido haber llegado segundo, pero con tu presencia, que haber ganado en tu ausencia. Hoy he ganado este trofeo para ti. Espero verte de nuevo en la piscina. Tu amigo, Josh». La familia de Reese, que ya ha sido dado de alta del hospital, se quedó impresionada por el gesto de Josh.
Los dos jóvenes deportistas han estado compitiendo en los últimos tres años y a menudo ocupaban el primero y el segundo lugar. Aunque otros nadadores del equipo de Josh no entienden por qué entregó el trofeo que ganó a un rival, su padre piensa todo lo contrario: «Definitivamente tiene un gran corazón».