El equipo ruso comenzó dominando el partido sin dudas, moviendo balones rápidos hasta el mediocampo austríaco donde Hulk, Criscito y Zyryanov se combinaban en jugadas que comenzaron pronto a crear peligro.
El brasileño lanzó ya en el minuto 20 un disparo con intención que el portero austríaco, de los mejores de su equipo, pudo despejar sin demasiado apuros.
Frente al juego seguro del Zenit, los locales hicieron gala de sus habituales carencias, abusando de los pases largos, sin ser capaz de controlar la pelota y acumulando fallos en los centros.
Transcurridos los primeros 30 minutos, el reparto de posesión era ya casi de 70 a 30 en favor el Zenit. Mediado el primer tiempo, el partido tuvo que interrumpirse unos minutos por el lanzamiento de bengalas desde la grada de los aficionados rusos, lo que obligó a la policía a intervenir para tranquilizar la situación.
El Zenit jugaba mejor al fútbol y en el minuto 34 sus esfuerzos acabaron materializándose. Hulk dibujó un pase perfecto a un Kerzhakov que vio el hueco y se zafó de dos defensas y del guardameta austríaco para marcar el 0 a 1.
Con el pase a octavos de final más cerca (el Atlético de Madrid ganaba al Oporto en el Calderón), los rusos se relajaron. Una pérdida de balón cerca del área fue aprovechada por los austríacos para empatar el partido, con un rápido Hosiner que cruzó un buen tiro para batir a Lodygin en el minuto 44.
La segunda parte comenzó con una avalancha austríaca. En el minuto 48 Jun puso el 2-1 en el marcador, sacando oro de un precioso pase a la carrera de Suttner desde la banda.
Tres minutos después, Hosiner marcó su segundo de la tarde y elevó la entidad de la única victoria del Austria en esta su primera participación de la Liga de Campeones. Con el tres a uno en el marcador del Ernst Happel, ni los rusos encontraron un modo de recuperar el partido, pese a mantener la posesión de balón, ni el Austria de Viena pudo mantener la intensidad de su ataque, aunque sí cerrar bien en defensa.
Con todo, el final del partido fue ya plenamente austríaco hasta que, ya en tiempo de descuento, Hosinek remató la fiesta con un cuatro gol que sirve al Austria para despedirse como colista de grupo, pero con la cabeza alta, de la Liga de Campeones.