El entusiasta de la colonización espacial presentó su visión ante potenciales inversores en la Cumbre Internacional de Comercio Espacial (International Space Commerce Summit), que tuvo lugar en Londres.
«No hay buena respuesta a por qué exactamente queremos ir a Marte. Pero iremos simplemente porque la exploración es lo que hace el ser humano», asegura Lansdorp.
El primer ser humano llegará a Marte en 2023, según los planes de Mars One. Pero antes habrá que decidir quién será. Unas 200.000 personas se han presentado voluntarias y el 10 de diciembre se anunciará quién ha pasado la primera ronda de la selección. Los colonizadores llegarán a un lugar más o menos preparado por los exploradores automáticos. Está previsto que la primera misión no tripulada vaya a Marte en 2016; el explorador que buscará un lugar apropiado para el ‘amartizaje’ y el asentamiento, en 2018; y las naves con carga, en 2020, para que haya todo lo necesario antes de que la primera expedición humana abandone su planeta natal.
Pero una vez dejen la Tierra, no podrán volver, señala Lansdorp, si bien tendrán una nave para hacerlo. El problema es la diferencia de gravedad, añade. «Van a perder tanta masa muscular que sería extremadamente difícil recuperarla para poder sobrevivir al viaje de regreso y la vida en la Tierra».
La inmortalidad y Marte
La empresa necesita financiación privada dado que no se trata de un proyecto estatal. El plan inicial es retransmitir el viaje de los colonizadores al Planeta Rojo y su vida allí igual que un programa de ‘telerrealidad’. Enviar al primer equipo de cuatro personas a Marte costará unos 6.000 millones de dólares, y después 4.000 millones por cada equipo complementario. Pero, señala el entusiasta, «la retransmisión de los Juegos Olímpicos de Londres durante tres semanas costó unos 4.000 millones, y este dinero se pagó solo porque el mundo lo quería ver. Esto es mucho más grande».
Está claro que la gente perderá poco a poco el interés por el ‘show’ (por lo menos mientras no suceda nada muy fuera de lo normal). Pero Lansdorp espera obtener la colaboración de patrocinadores que quieran que su nombre quede grabado en la historia. «Hay unos 200 multillonarios que podrían invertir en el proyecto una parte de su riqueza. Si usted tiene 6.000 millones de dólares, ¿qué va a hacer? Puede comprarse una casa, una isla incluso, pero seguirá teniendo miles de millones. Nosotros le ofrecemos comprar la inmortalidad».
¿Se muda Lansdorp a Marte?
«He creado Mars One porque quería ir, y sigo con ganas. Pero, acabo de tener mi primer hijo», dijo. «Aunque esta no es la razón principal. Simplemente no soy una persona que pueda pasar 30 meses encerrado en un espacio pequeño con otra gente sin acabar odiándolos». «Pero realmente espero poder llevar un día a mi familia a Marte», añadió.