Lo más increíble ocurrió cuando tras estar en libertad y lograr que el médico le extrajera el diente, el prisionero regresó a la cárcel, según informó RT.
“Tenía toda la cara inflamada y ya no podía aguantar más. Cuando empezó a dolerme la muela avisé al personal de que necesitaba atención médica, pero los días pasaron y no me dieron ninguna respuesta. Los gastos del tratamiento voy a pagarlos”, confesó el fugitivo, de 51 años de edad.
Este sorprendente suceso se registró en la localidad de VänersBorg, donde luego de recibir atención médica el recluso se dirigió a una comisaría para que lo llevaran de vuelta a la cárcel.