Hezbollah y Hamas casi seguramente se pondrán en la guerra del lado de Siria, y existe la posibilidad de que incluso países como Irán, Egipto y Jordania participen también.
Ante semejante escenario, el flujo de petróleo desde Oriente Medio podría interrumpirse durante un largo período de tiempo, lo que acarrearía graves consecuencias para la economía global.
Sin embargo, la mayor amenaza para la economía global sería el temor que la guerra regional en Oriente Medio podría desatar. No en vano, los mercados financieros globales ya responden de manera muy negativa cuando la economía mundial ya se tambalea al borde del desastre.
“Gran parte de Europa ya ha caído en una depresión económica profunda, y hay indicios de que la mayor burbuja de la deuda en la historia del planeta está comenzando a explotar”, indica el bloguero.
“La próxima gran ola del colapso económico se acerca rápidamente y una guerra regional en el Medio Oriente aceleraría considerablemente los problemas económicos”, advierte.
Desafortunadamente, parece que tal conflicto es inevitable, según Snyder, que predice que las fricciones actuales puedan degenerar en una guerra en toda regla en los próximos años.
Guerra salvadora
Mientras tanto, otros economistas creen que una guerra es lo que le conviene ahora a la economía mundial, ya que la crisis económica se hace más profunda y las recetas tradicionales para combatirla no están funcionando.
El economista estadounidense Paul Farrell sugiere una manera poco convencional para combatir la recesión: una nueva gran guerra.
En particular, el economista se refiere a EE.UU., que se halla sumergido en una deuda enorme, y recuerda que la guerra sacó a la primera economía mundial del peor colapso económico del siglo pasado: la Gran Depresión.
Las guerras en Irak y Afganistán también han estimulado la economía de EE.UU. El presupuesto del Pentágono se ha duplicado, pasando de los 260.000 millones de dólares en 2000 a 550.000 millones el año pasado. El PIB aumentó en un 50% de 10 billones a 15 billones de dólares.