El sencillo que da título al álbum con el que el músico británico puso fin en marzo a una década de silencio, transcurre en un sórdido bar cargado de imaginería religiosa, sangre.
El vídeo, creado por Bowie y dirigido por la italiana Floria Sigismondi, aparece tras su reposición con una advertencia de contenido que explica que “puede ser inadecuado para algunos usuarios” y solicita la confirmación de edad para su visionado.