Pese a la preocupación global sobre la creación en China de un nuevo virus mortífero, los científicos parecen ocultar importantes datos sobre graves violaciones de la seguridad biológica en Occidente que en realidad podrían resultar más alarmantes.
Lord May, ex jefe científico del Gobierno británico, anunció el pasado 2 de mayo que un virus mortífero había sido elaborado “intencionadamente” en un laboratorio chino y que las nuevas cepas de este virus podrían “escapar” provocando una “matanza” a escala global. Sin embargo, no se refirió a algunos otros datos preocupantes sobre el funcionamiento de laboratorios biológicos en Occidente, según publica el portal Infowars.
El pasado mes de marzo, sin ir más lejos, la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de EE.UU. (Government Accountability Office, GAO) advirtió que las autoridades federales no aplican unas normas apropiadas de seguridad en los laboratorios biológicos del país. Otro informe indica, a su vez, que el inspector general del Departamento estadounidense de Agricultura (USDA) encontró numerosas violaciones de dichas normas que fueron ignoradas durante años.
Antes del informe del USDA, el Gobierno ya criticó en varias ocasiones a los laboratorios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades por las condiciones inadecuadas de conservación de ciertos tipos de bacilos que causan la grave enfermedad del carbunco, denominada también ántrax maligno.
Nuevas advertencias sobre la escasez de normativas gubernamentales al respecto aparecieron después de que en marzo un virus peligroso se escapara de un laboratorio biológico de la Universidad de Texas Medical Branch, ubicada en la isla de Galveston, Texas. Según informes, el laboratorio fue construido a pesar de la amenaza frecuente de huracanes en la región.
Asimismo, el Departamento de Seguridad Nacional anunció el año pasado que planea construir un centro de investigación de armas biológicas de alto riesgo en el campus de la Universidad Estatal de Kansas, pese a que se encuentra cerca de una zona de alta actividad sísmica.
En junio de 2012, se dio a conocer que un laboratorio biológico en Atlanta experimentaba problemas recurrentes con los sistemas de flujo de aire instalados para impedir la liberación de agentes infecciosos, pese a que en este centro se llevaban a cabo experimentos con ántrax, cepas mortales de gripe, el coronavirus SARS y otros microbios utilizados como armas biológicas, de acuerdo con una publicación del portal USA Today.
A finales de 2011, se informó también sobre la investigación que venían realizando un equipo de científicos encabezados por Ron Fouchier, del Colegio Médico Erasmus en los Países Bajos. El resultado de sus experimentos fue la creación de una cepa mortal del virus de la gripe aviar H5N1. Según las palabras del propio Fouchier, se trataba «probablemente uno de los [virus] más peligrosos que se puede crear».
Por todo ello, parece que no había tanta necesidad de centrarse únicamente en condenar a los científicos chinos por mostrar un comportamiento «terriblemente irresponsable”, sino que Lord May y sus colegas más bien podrían haber acusado a todos los Gobiernos que participan activamente en la producción de agentes biológicos que tienen la capacidad potencial de eliminar la vida de nuestro planeta.